Durante un banquete opulento, el rey Belsasar presenció una mano misteriosa escribiendo en la pared. Las palabras 'mene, mene, tekel, parsin' estaban más allá de la comprensión de los sabios del rey, pero Daniel, un profeta conocido por su sabiduría y conexión con Dios, pudo interpretarlas. 'Mene' significa que Dios ha contado los días del reino y lo ha llevado a su fin. 'Tekel' indica que el rey ha sido pesado en la balanza y ha sido hallado deficiente. 'Parsin' señala que el reino será dividido y entregado a los medos y persas.
Este evento subraya la naturaleza transitoria del poder humano y la autoridad suprema de Dios sobre todos los reinos terrenales. Sirve como un poderoso recordatorio de la importancia de la humildad y la rectitud, así como de las consecuencias del orgullo y la idolatría. La historia de la escritura en la pared es un llamado a la autoexaminación, instando a individuos y líderes a considerar sus acciones y alinearse con los principios divinos. Nos anima a vivir con integridad, reconociendo que el verdadero poder y la justicia provienen de Dios.