Este versículo refleja la promesa de Dios a Abraham, que incluía hacer numerosos a sus descendientes y, eventualmente, sacarlos de Egipto. A medida que los israelitas crecían en número, esto significaba que la realización de esta promesa divina estaba cerca. A pesar de estar en una tierra extranjera, los israelitas prosperaron, lo que demuestra la provisión y protección de Dios. Este período de crecimiento fue esencial para la futura liberación y el viaje hacia la Tierra Prometida.
El contexto de este versículo es el discurso de Esteban ante el Sanedrín, donde relata la historia de Israel para ilustrar la fidelidad de Dios y la resistencia recurrente del pueblo a sus planes. Al resaltar el aumento de la población israelita, Esteban subraya el compromiso inquebrantable de Dios con su pacto. Esto sirve como un recordatorio de que las promesas de Dios pueden tardar en cumplirse, pero son ciertas y dignas de confianza. Se anima a los creyentes a tener paciencia y fe, sabiendo que los planes de Dios siempre están en movimiento, incluso cuando las circunstancias parecen desafiantes.