En medio de las visiones apocalípticas del libro de Apocalipsis, la designación de dos testigos subraya el compromiso inquebrantable de Dios de revelar Su verdad a la humanidad. Estos testigos no son meros observadores pasivos, sino participantes activos en el plan de Dios, encargados de transmitir un mensaje de arrepentimiento y esperanza. Su vestimenta de cilicio es un poderoso símbolo de luto y arrepentimiento, instando a las personas a reflexionar sobre sus vidas y regresar a Dios. La duración específica de 1,260 días, a menudo interpretada como un símbolo de un periodo de prueba o testimonio, enfatiza la urgencia y la importancia de su misión. Este marco temporal se observa en varios contextos proféticos, sugiriendo un periodo de intervención divina y cumplimiento de los propósitos de Dios. A través de estos testigos, se recuerda a los creyentes que incluso en los momentos más oscuros, la presencia de Dios es constante y Su llamado a la rectitud permanece. Este pasaje anima a los cristianos a mantenerse fieles, sabiendo que la verdad de Dios prevalecerá y que Sus planes se están desarrollando de acuerdo con Su cronograma divino.
Y daré poder a mis dos testigos, y profetizarán por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio.
Apocalipsis 11:3
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