Durante su travesía por el desierto, se instruyó a los israelitas a acampar en un orden específico alrededor del Tabernáculo, que era el punto focal de su adoración y vida comunitaria. La tribu de Judá, siendo una de las más grandes y significativas, fue asignada a una posición en el lado este, considerado tradicionalmente un lugar de prominencia y liderazgo. Nahshon, hijo de Amminadab, era el líder de Judá en ese momento. Se le menciona en las genealogías bíblicas como ancestro del rey David y, en última instancia, de Jesucristo, lo que resalta su importancia en la línea de Israel.
La disposición de las tribus alrededor del Tabernáculo no solo era una cuestión logística, sino que también llevaba un significado simbólico. Representaba la naturaleza estructurada y ordenada de la comunidad, con cada tribu teniendo un papel y un lugar, contribuyendo a la unidad y el propósito general de la nación. Esta organización subraya los temas de liderazgo, responsabilidad y la centralidad de la adoración en la vida de los israelitas, sirviendo como un recordatorio de la importancia de la comunidad y la guía divina en su camino.