La Pascua judía es una festividad esencial que conmemora la liberación de los israelitas de la esclavitud en Egipto, tal como se describe en el libro del Éxodo. Era un tiempo de peregrinación, y muchos judíos viajaban a Jerusalén para celebrarla. El viaje de Jesús a Jerusalén para la Pascua no fue solo un acto habitual, sino también un momento profundo en su ministerio. Jerusalén era el centro espiritual del judaísmo, y la presencia de Jesús allí durante una festividad tan significativa subraya su profunda conexión con la tradición judía y la profecía.
Este evento prepara el escenario para enseñanzas y acciones importantes de Jesús, incluyendo la purificación del templo, que ocurre poco después en la narrativa. Resalta la misión de Jesús de traer renovación espiritual y desafiar las prácticas religiosas existentes que se habían desviado de su propósito original. Sus acciones durante la Pascua eventualmente conducirían a momentos cruciales en su vida, incluyendo su crucifixión y resurrección, que son centrales en la fe cristiana. El viaje a Jerusalén para la Pascua es un recordatorio del papel de Jesús en el cumplimiento de las promesas de Dios y su misión de traer redención a la humanidad.