La celebración de la Pascua por parte del rey Josías marcó un momento crucial en la vida espiritual de Judá. Josías, quien se convirtió en rey a una edad temprana, estaba decidido a restaurar la adoración a Dios según las leyes dadas a Moisés. La Pascua, un festival que conmemora la liberación de los israelitas de la esclavitud en Egipto, era central para la identidad y la fe judía. Al reinstaurar esta observancia, Josías no solo seguía los mandamientos, sino que también buscaba renovar el pacto entre Dios y su pueblo.
El cordero pascual, sacrificado el día catorce del primer mes, era una parte crucial de esta celebración. Simbolizaba el sacrificio que protegió a los israelitas durante la última plaga en Egipto. Las acciones de Josías demostraron su compromiso de guiar a su pueblo hacia una observancia fiel de las leyes de Dios, fomentando un sentido de unidad y propósito. Este evento subraya la importancia de recordar y honrar la liberación pasada de Dios como fundamento de la fe y la obediencia presentes.