En este versículo, Dios instruye al profeta Hageo para que entregue un mensaje a figuras clave de la comunidad de Judá: Zorobabel, el gobernador, y Josué, el sumo sacerdote, junto con el remanente del pueblo. Este contexto se sitúa en el momento en que los israelitas regresaban del exilio y tenían la tarea de reconstruir el templo en Jerusalén. Zorobabel y Josué representan el liderazgo político y espiritual, respectivamente, y su colaboración es esencial para el éxito del proyecto de reconstrucción.
La mención del "remanente del pueblo" significa aquellos que han regresado del exilio y ahora forman parte de una comunidad más pequeña encargada de una misión significativa. Este versículo subraya la importancia del liderazgo, la unidad y el esfuerzo colectivo para lograr los planes de Dios. Sirve como un aliento para los líderes y el pueblo a levantarse ante la ocasión, trabajar juntos y confiar en la guía de Dios. El versículo nos recuerda que en tiempos de reconstrucción y renovación, tanto el liderazgo espiritual como el práctico son necesarios, y que la presencia y dirección de Dios son vitales para el éxito de la comunidad.