El capítulo 10 de Génesis ofrece un registro genealógico a menudo conocido como la Tabla de Naciones, que detalla los descendientes de los hijos de Noé después del diluvio. Este versículo en particular se centra en los descendientes de Joktán, uno de los hijos de Eber, quien a su vez es descendiente de Sem, el hijo de Noé. El versículo describe el territorio que ocuparon, que se extendía desde Mesha hasta Sefar, en la región montañosa del este. Esta referencia geográfica sugiere un área vasta, posiblemente abarcando partes de la península arábiga.
La mención de lugares específicos sirve para anclar la narrativa bíblica en la realidad histórica y geográfica, ofreciendo perspectivas sobre el mundo antiguo. Refleja la expansión y diversificación de las poblaciones humanas, un tema que subraya la interconexión y diversidad de la humanidad. Al trazar estas linajes y territorios, el texto enfatiza el cumplimiento del mandato de Dios de "ser fructíferos y multiplicarse", mostrando el crecimiento y la expansión de las sociedades humanas. Este pasaje invita a los lectores a considerar el rico tapiz de la historia humana y el plan divino que se despliega a través de las generaciones.