En los registros genealógicos de Génesis, se enumeran meticulosamente los descendientes de los hijos de Noé, proporcionando un marco para entender la difusión de naciones y pueblos después del diluvio. Egipto, mencionado como Mizraim en algunas traducciones, es un hijo de Cam, uno de los tres hijos de Noé. Este versículo menciona específicamente a los luditas, anaminas, lehabitas y naftuhitas como descendientes de Egipto. Estos nombres representan tribus o pueblos antiguos que formaron parte del mundo temprano post-diluvio.
Las genealogías en Génesis cumplen varios propósitos. Establecen un contexto histórico y cultural para la narrativa bíblica, mostrando cómo diferentes naciones y pueblos están interconectados. También destacan la diversidad de la cultura humana y la expansión de las civilizaciones a lo largo de la tierra. Esta línea de descendencia subraya el rico tapiz de la historia humana y el papel providencial de Dios en la guía del desarrollo de las naciones. Al rastrear estas genealogías, obtenemos una visión del despliegue del plan de Dios y la interconexión de toda la humanidad, recordándonos nuestros orígenes compartidos y la unidad de la familia humana.