Génesis 10 ofrece un registro genealógico conocido como la Tabla de Naciones, que detalla los descendientes de los hijos de Noé después del diluvio. Javan, hijo de Jafet, es mencionado aquí, y su linaje es significativo en la expansión de las civilizaciones antiguas. Elishá se asocia a menudo con regiones como Chipre o Grecia, mientras que Tarsis se piensa que se refiere a un lugar en el Mediterráneo occidental, posiblemente en el sur de España. Los quitim y los dodanitas están vinculados a áreas alrededor del mar Egeo, incluyendo partes de Grecia y las islas.
Esta genealogía no solo rastrea los orígenes de varios pueblos, sino que también ilustra los patrones de movimiento y asentamiento que dieron forma al mundo antiguo. Resalta el tema de la diversidad dentro de la unidad, ya que todas estas naciones tienen sus raíces en Noé, destacando una ascendencia común. Este pasaje recuerda a los lectores la interconexión de la humanidad y el rico tapiz de culturas que se han desarrollado a lo largo del tiempo, todo bajo la providencia de Dios.