En este versículo, Pablo aborda el cambio fundamental en su vida espiritual. Explica que, a través de su fe en Cristo, ha 'muerto a la ley'. Esta muerte es metafórica, representando una ruptura con el sistema legalista del antiguo pacto. La ley, que antes era una guía y una medida de justicia, ahora se cumple en Cristo. Pablo enfatiza que su nueva vida no se trata de seguir reglas, sino de vivir en una relación con Dios a través de Jesús. Esta transformación le permite vivir para Dios, libre de las limitaciones de la ley. El enfoque se desplaza de la adherencia externa a la transformación interna, impulsada por el amor y la fe. Este mensaje resuena con los creyentes, animándolos a encontrar su identidad y propósito en Cristo, en lugar de en prácticas legalistas.
La experiencia de Pablo es un poderoso recordatorio de que la verdadera vida espiritual se encuentra en Cristo. La ley cumplió su propósito, pero ahora, a través de Jesús, los creyentes son llamados a un modo de vivir superior, uno que se caracteriza por la gracia, la libertad y una profunda relación personal con Dios. Este versículo invita a los cristianos a abrazar esta nueva vida, dejando atrás las viejas costumbres y adentrándose en la plenitud de vida que la fe en Cristo ofrece.