Aarón, hermano de Moisés y primer sumo sacerdote de Israel, se casó con Elisheba, hija de Amminadab y hermana de Nahshon. Este matrimonio es significativo porque conecta a Aarón con una familia de notable linaje. Amminadab pertenecía a la tribu de Judá, y Nahshon fue un líder entre los israelitas durante su travesía por el desierto. Esta conexión a través del matrimonio enfatiza la importancia de los lazos familiares y las alianzas en la narrativa bíblica.
Los hijos de Aarón y Elisheba—Nadab, Abiú, Eleazar e Ithamar—también son relevantes. Aunque Nadab y Abiú enfrentaron consecuencias por sus acciones, inicialmente fueron nombrados sacerdotes junto a su padre. Eleazar e Ithamar continuaron la línea sacerdotal, siendo Eleazar quien eventualmente se convirtió en el sumo sacerdote. Este versículo destaca cómo Dios orquesta Sus planes a través de familias y generaciones, utilizándolas para establecer y mantener el sacerdocio, que fue central en la adoración de Israel y su relación con Dios. Sirve como un recordatorio de la importancia de la herencia familiar y los roles que los individuos desempeñan en el plan general de Dios.