Kohat, hijo de Leví, es una figura patriarcal cuyo linaje fue fundamental para la vida religiosa y cultural de Israel. Sus hijos, Amram, Izhar, Hebrón y Uziel, forman parte de una genealogía que subraya la importancia de la familia y la herencia en la narrativa bíblica. Amram, padre de Moisés y Aarón, es especialmente significativo, ya que Moisés condujo a los israelitas fuera de Egipto y Aarón se convirtió en el primer sumo sacerdote. Los coatitas, descendientes de Kohat, fueron encargados del cuidado de los objetos más sagrados del santuario, reflejando su papel destacado en la adoración israelita.
La mención de la edad de Kohat, 133 años, resalta la naturaleza perdurable del pacto de Dios con su pueblo. Esto subraya la idea de que los planes de Dios abarcan generaciones, donde cada miembro de la familia desempeña un papel en la historia de la salvación. Este pasaje recuerda a los creyentes la importancia de la fidelidad y el impacto del legado en las futuras generaciones, animándolos a considerar sus propios roles en la obra continua de Dios en el mundo.