Los querubines, elaborados de una sola pieza de oro junto con el propiciatorio, representan un símbolo profundo de la presencia y protección divina. Estas figuras angelicales, situadas en cada extremo de la tapa del Arca, destacan la unidad y perfección en el diseño de Dios. Su creación a partir de un solo bloque de oro no solo refleja la habilidad y el arte involucrados, sino también la naturaleza integrada del trabajo de Dios en el mundo.
La función de los querubines era proteger el espacio sagrado, recordando a los israelitas la santidad de Dios y la reverencia necesaria al acercarse a Él. Este detalle constructivo subraya la importancia de seguir las instrucciones precisas de Dios, ya que el Arca era central en la adoración de los israelitas y su comprensión del pacto divino.
La presencia de los querubines en el Arca también sirve como recordatorio del equilibrio y la armonía inherentes a la creación de Dios. Al colocar estas figuras en cada extremo del propiciatorio, el diseño refleja la idea de que la presencia de Dios abarca todo y que Su protección es constante. Este pasaje anima a los creyentes a apreciar el cuidado meticuloso en la adoración y la importancia de honrar los mandamientos de Dios.