En esta narrativa, los israelitas están en su camino hacia la Tierra Prometida y se encuentran con Sihón, el rey de Hesbón. A pesar de su solicitud de pasar pacíficamente, Sihón se niega. Esta negativa se atribuye a que Dios endureció el corazón de Sihón. Este concepto de que Dios endurece corazones puede ser desafiante, pero sirve para demostrar la soberanía de Dios y Su capacidad para usar incluso la oposición para cumplir Sus planes divinos. El endurecimiento del corazón de Sihón aseguró que los israelitas se involucraran en una batalla y finalmente conquistaran la tierra, lo cual era parte de la promesa de Dios para ellos.
Este pasaje subraya el tema de la providencia divina, donde la mano de Dios se ve en el desarrollo de la historia. Asegura a los creyentes que, incluso cuando enfrentan obstáculos aparentemente insuperables, Dios está trabajando, guiando los eventos de acuerdo con Su propósito. Esto fomenta la fe y la confianza en el plan de Dios, recordándonos que Sus caminos son más altos que nuestros caminos y Sus pensamientos más altos que nuestros pensamientos. Se invita a los creyentes a confiar en el tiempo de Dios y en Su capacidad para cumplir Sus promesas, incluso a través de medios inesperados.