En este pasaje, se nos recuerda el papel fundamental que desempeñó Moisés como mediador entre Dios y los israelitas durante su travesía por el desierto. La 'congregación' se refiere a la reunión de los israelitas, quienes fueron guiados por Moisés tras su éxodo de Egipto. El ángel mencionado se entiende tradicionalmente como un mensajero divino, que simboliza la presencia y comunicación de Dios con Moisés en el monte Sinaí. Este encuentro es crucial, ya que marca el momento en que Moisés recibió las 'palabras de vida', los mandamientos y leyes que debían guiar a los israelitas en su relación de pacto con Dios.
Estas 'palabras de vida' no son solo artefactos históricos, sino que se describen como 'vivas' porque continúan teniendo relevancia y poder en la vida de los creyentes. Están destinadas a ser principios dinámicos que moldean la vida moral y espiritual. El versículo subraya la importancia de que estas enseñanzas se transmitan a través de las generaciones, asegurando que la sabiduría y guía que ofrecen permanezcan vivas e influyentes. Sirve como un recordatorio de la naturaleza perdurable de la palabra de Dios y su capacidad para inspirar y dirigir a los fieles a lo largo del tiempo.