Salomón, el recién ungido rey, dio un paso significativo al reunir a los líderes y al pueblo de Israel para viajar a Gibeón. Este no fue solo un movimiento político, sino uno profundamente espiritual. Gibeón albergaba el tabernáculo de reunión, un sitio sagrado donde Moisés había establecido un lugar para encontrar a Dios durante el viaje de los israelitas en el desierto. Este tabernáculo simbolizaba la presencia y la guía de Dios para el pueblo.
Al elegir ir a Gibeón, Salomón reconocía la importancia de buscar sabiduría y bendición divina al inicio de su reinado. Fue una declaración pública de su compromiso de liderar a la nación bajo la guía de Dios. Este acto también reforzó la unidad de la nación bajo un propósito espiritual común. La decisión de Salomón de honrar las tradiciones establecidas por Moisés refleja la continuidad de la fe y la importancia de respetar los espacios y prácticas sagradas.
Este viaje a Gibeón nos recuerda la significancia de la adoración comunitaria y la necesidad de que los líderes busquen la guía divina. Nos anima a honrar nuestro patrimonio espiritual y a priorizar la búsqueda de la presencia de Dios en nuestras vidas.