Jesús utiliza la historia de Noé para ilustrar la naturaleza inesperada de Su regreso. En tiempos de Noé, la gente llevaba a cabo su vida cotidiana, sin ser consciente del desastre que estaba por venir. Fueron sorprendidos cuando llegó el diluvio, a pesar de las advertencias de Noé. De manera similar, Jesús advierte que Su regreso será repentino e inesperado. Esto resalta la importancia de estar espiritualmente preparados en todo momento. Se anima a los creyentes a vivir con una conciencia de la presencia de Dios y una disposición para Su regreso, en lugar de dejarse consumir por distracciones mundanas. Este mensaje llama a la vigilancia y a un enfoque en vivir de acuerdo con los principios de Dios, ya que el momento de estos eventos está más allá del conocimiento humano. El versículo sirve como un recordatorio para priorizar la preparación espiritual y vivir de una manera que refleje fe y obediencia a Dios.
Al establecer esta comparación, Jesús enfatiza la necesidad de una constante vigilancia espiritual y preparación. Es un llamado a vivir fielmente y con atención, reconociendo que los tiempos finales llegarán sin previo aviso, tal como ocurrió con el diluvio en los días de Noé.