Cuando surgen desacuerdos o conflictos, es esencial abordarlos con un espíritu de reconciliación y comprensión. En primer lugar, lo ideal es tratar el asunto directamente con la persona involucrada. Sin embargo, si esto no lleva a una solución, traer a uno o dos testigos a la conversación puede proporcionar perspectivas adicionales y ayudar a asegurar que el asunto se maneje de manera justa. Este principio se basa en la idea de que tener testigos puede aportar credibilidad y objetividad a la situación, evitando malentendidos y asegurando que todas las partes sean escuchadas.
Este método refleja un compromiso con la comunidad y la responsabilidad, enfatizando la importancia de resolver problemas de una manera que mantenga las relaciones y fomente la paz. Anima a las personas a buscar la verdad y la justicia, al tiempo que están abiertas a diferentes puntos de vista. Al involucrar a otros, el proceso se vuelve más transparente, reduciendo la probabilidad de sesgos y promoviendo un resultado justo. Este enfoque subraya el valor del apoyo comunitario y la búsqueda colectiva de la armonía y la verdad.