Jesús seleccionó a doce individuos para ser sus apóstoles, marcando un momento crucial en su ministerio. Estos doce fueron elegidos no solo para acompañarlo, sino también para ser entrenados y preparados para una misión. El número doce es simbólico, reflejando las doce tribus de Israel, sugiriendo un nuevo pacto y una nueva comunidad de creyentes. Los apóstoles debían estar con Jesús, aprendiendo directamente de sus enseñanzas y observando sus acciones, lo que los prepararía para su futuro papel en la difusión del evangelio.
Esta selección enfatiza la importancia de la estrecha comunión con Jesús como base para un ministerio efectivo. Estar con Jesús significaba comprender su mensaje profundamente y encarnar sus enseñanzas en sus vidas. Luego, se les encomendó la tarea de predicar, compartiendo el mensaje transformador de Jesús con los demás. Esto subraya los dos aspectos del discipulado: aprender y enseñar, recibir y dar. Sirve como un recordatorio para todos los creyentes sobre la importancia de estar arraigados en las enseñanzas de Cristo y participar activamente en compartir la fe con los demás.