Las palabras de Jesús llegan después de que realiza el acto humilde de lavar los pies de sus discípulos. En el contexto cultural de la época, lavar los pies era una tarea reservada para los sirvientes más bajos, sin embargo, Jesús, su maestro y Señor, decidió hacerlo Él mismo. Este acto fue una lección poderosa en humildad y servicio. Jesús quería que sus discípulos comprendieran que la verdadera grandeza en Su reino no se trata de poder o posición, sino de servir a los demás desinteresadamente. Al establecer este ejemplo, llama a sus seguidores a emular Sus acciones en sus propias vidas. Esta enseñanza trasciende el tiempo, recordando a los cristianos de hoy que están llamados a servir a los demás con amor, humildad y desinterés. En un mundo a menudo enfocado en la autopromoción y el estatus, el ejemplo de Jesús desafía a los creyentes a priorizar las necesidades de los demás, fomentando una comunidad de compasión y cuidado. Este principio de liderazgo servicial es central en la vida y testimonio cristiano, animando a los creyentes a reflejar el amor de Cristo en sus interacciones diarias.
Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.
Juan 13:15
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