Mientras Jesús colgaba de la cruz, un espectador le ofreció vinagre de vino en una esponja, que le fue levantada con un palo. Este acto puede interpretarse como un intento de ofrecer algo de alivio a Jesús en su sufrimiento y como una continuación de la burla que enfrentaba. El vinagre de vino, una bebida barata y común entre los soldados, se usaba para mitigar la sed. La mención de Elías refleja una expectativa judía de que Elías regresaría para preparar el camino del Mesías. Algunos en la multitud podrían haber estado genuinamente curiosos sobre si Elías aparecería, mientras que otros probablemente estaban burlándose de las afirmaciones de Jesús sobre su divinidad. Esta escena captura la tensión entre el escepticismo y la fe, así como el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento. Desafía a los creyentes a considerar sus propias respuestas a la identidad y misión de Jesús, fomentando una comprensión más profunda de la fe que trasciende la mera expectativa de señales milagrosas. La narrativa invita a reflexionar sobre la verdadera esperanza mesiánica y las maneras en que la vida y muerte de Jesús cumplieron el plan redentor de Dios.
Y uno de los que estaban allí, corriendo, le dio a beber una esponja llena de vinagre, y le dijo: ¡Déjame! Veamos si viene Elías a librarle.
Marcos 15:36
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