Durante el arresto de Jesús, uno de sus discípulos reacciona sacando una espada e hiriendo al siervo del sumo sacerdote. Este acto impulsivo de violencia refleja el miedo y la confusión que sienten los seguidores de Jesús al enfrentarse a la realidad de su inminente arresto. La importancia de este incidente radica en el fuerte contraste con las enseñanzas de Jesús sobre la paz y la no violencia. Jesús siempre predicó el amor, el perdón y la importancia de poner la otra mejilla, incluso ante la agresión. Este momento nos recuerda la tendencia humana a reaccionar con violencia cuando nos sentimos amenazados, destacando el desafío de vivir de acuerdo con el ejemplo de Jesús.
El acto de cortar la oreja del siervo también simboliza la falta de comprensión de la misión de Jesús entre sus seguidores. Ellos esperaban un Mesías que liderara un levantamiento político o militar, pero Jesús vino a traer salvación espiritual y paz. Este evento anticipa las pruebas y sufrimientos que Jesús está a punto de enfrentar, enfatizando la importancia de la fe, la paciencia y el rechazo de la violencia. Nos invita a reflexionar sobre nuestras propias respuestas ante el conflicto y a esforzarnos por encarnar las enseñanzas de Cristo en nuestras acciones.