En este momento conmovedor, Jesús se dirige a la multitud que ha venido a arrestarlo, señalando la absurdidad de sus acciones. Se pregunta por qué lo abordan con armas, como si fuera un revolucionario peligroso. A lo largo de su ministerio, Jesús predicó amor, paz y perdón, sin embargo, se encuentra con hostilidad y miedo. Esta escena resalta la trágica incomprensión de la misión de Jesús por parte de las autoridades y la multitud. Nos recuerda cuán fácilmente el miedo y la incomprensión pueden llevar a acciones injustas.
La respuesta de Jesús es tranquila y serena, demostrando su firme compromiso con su misión y su negativa a recurrir a la violencia. Su pregunta retórica desafía a la multitud a reconsiderar sus acciones y motivaciones. Para los creyentes, este pasaje invita a reflexionar sobre cómo respondemos a aquellos que son diferentes o que desafían nuestras creencias. Nos llama a acercarnos a los demás con entendimiento y paz, en lugar de miedo y agresión. El ejemplo de Jesús nos enseña el poder de mantener la integridad y la paz ante la adversidad.