En un momento crítico durante el arresto de Jesús, un discípulo reacciona violentamente, cortando la oreja del siervo del sumo sacerdote. Jesús responde no con más violencia o ira, sino con un llamado a la paz y un acto de sanación. Al decir "¡Basta ya!", Jesús subraya su compromiso con la no violencia y la reconciliación. Su sanación de la oreja del siervo es un poderoso testimonio de su compasión divina y autoridad. Este milagro, realizado en medio del caos, ilustra la dedicación inquebrantable de Jesús a su misión de amor y restauración. Sirve como una lección profunda sobre cómo responder a la agresión con gracia y misericordia, recordándonos el poder transformador del perdón y la sanación. Las acciones de Jesús animan a los creyentes a encarnar estos principios en sus propias vidas, promoviendo la paz y la comprensión incluso en situaciones desafiantes. Esta narrativa invita a reflexionar sobre cómo podemos ser agentes de sanación y reconciliación en un mundo a menudo marcado por el conflicto.
Pero Jesús, respondiendo, dijo: Dejad hasta aquí. Y, tocando la oreja del siervo, le sanó.
Lucas 22:51
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