Jesús habla de un cambio crucial en la narrativa divina. La Ley y los Profetas, que abarcan las enseñanzas y revelaciones del Antiguo Testamento, sirvieron como la base espiritual para el pueblo de Dios. Estas enseñanzas fueron proclamadas hasta la llegada de Juan el Bautista, quien anunció una nueva era. Con el ministerio de Juan, el enfoque se trasladó a las buenas nuevas del reino de Dios, un mensaje que Jesús mismo encarnó y predicó. Este nuevo mensaje de esperanza y salvación se caracteriza por su accesibilidad e inclusividad, invitando a todos a participar de la gracia de Dios.
La frase "todo hombre hace fuerza para entrar" captura la respuesta ferviente y ansiosa de las personas ante este mensaje. Sugiere un profundo anhelo y determinación entre los individuos por ser parte de este reino, reflejando la naturaleza transformadora y convincente del evangelio. Esta transición subraya el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento y la inauguración de un nuevo pacto a través de Jesucristo, invitando a todos a experimentar la plenitud del amor y la redención de Dios.