En este pasaje, Jesús designa a setenta y dos discípulos para que vayan delante de él, preparando las ciudades y lugares que tiene la intención de visitar. Este movimiento estratégico subraya la importancia de la preparación y el papel de la comunidad en el ministerio. Al enviarlos en parejas, Jesús no solo garantiza su seguridad y apoyo, sino que también modela el principio de la colaboración en la difusión del evangelio. El número setenta y dos puede simbolizar la plenitud o representar a las naciones del mundo, indicando el alcance universal de la misión de Jesús.
La tarea de los discípulos es preparar el camino para Jesús, al igual que lo hizo Juan el Bautista, compartiendo el mensaje del reino de Dios. Este acto de enviar discípulos muestra que la misión de Jesús no es un esfuerzo solitario, sino un esfuerzo colectivo que involucra a muchos. Anima a los creyentes de hoy a verse como parte de una comunidad más grande, trabajando juntos para compartir el amor y el mensaje de Cristo. Este pasaje invita a los cristianos a participar activamente en su fe, apoyándose mutuamente y alcanzando a aquellos que aún no han oído las buenas nuevas.