En este pasaje, vemos un hermoso ejemplo de la atención de Dios a las oraciones humanas. Manoá, deseando confirmación y guía respecto al mensaje previo del ángel a su esposa, ora para que el ángel regrese. Dios, en su fidelidad, escucha y envía nuevamente al ángel. Sin embargo, el ángel se aparece a la esposa de Manoá mientras ella está sola, enfatizando que los encuentros divinos a menudo ocurren en entornos ordinarios y pueden no alinearse siempre con nuestras expectativas. Esto nos enseña sobre la naturaleza de la comunicación de Dios, que no está limitada por las restricciones humanas. También refleja la importancia de estar espiritualmente alerta y listos para reconocer la presencia y los mensajes de Dios en nuestra vida diaria. Además, ilustra que las respuestas de Dios a nuestras oraciones pueden llegar de maneras inesperadas, animándonos a permanecer pacientes y fieles. Esta narrativa asegura a los creyentes el constante cuidado de Dios y su deseo de guiarnos, recordándonos que Él siempre está cerca, escuchando y listo para responder en su perfecto tiempo.
Y Dios oyó la voz de Manoá; y el ángel de Dios vino otra vez a la mujer, estando ella en el campo; pero Manoá su marido no estaba con ella.
Jueces 13:9
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