En este encuentro, Manoá, el padre de Sansón, habla con un ángel del Señor sin darse cuenta de la verdadera identidad de su invitado. La oferta de hospitalidad de Manoá refleja una práctica cultural común de recibir y honrar a los huéspedes. Sin embargo, la respuesta del ángel redirige el enfoque de la hospitalidad humana hacia la adoración divina. Al instruir a Manoá a ofrecer un holocausto al Señor, el ángel enfatiza que la verdadera adoración y las ofrendas deben dirigirse a Dios, no al mensajero. Esto destaca la importancia de reconocer la presencia de Dios y darle el honor que le corresponde. El pasaje también refleja la humildad y el respeto que se requieren al tratar con asuntos divinos. La falta de reconocimiento de Manoá hacia el ángel nos recuerda las maneras sutiles en que Dios puede estar presente en nuestras vidas, instándonos a permanecer espiritualmente atentos y discernientes. La narrativa prepara el escenario para el nacimiento milagroso de Sansón, subrayando la participación de Dios en la vida de Su pueblo y el desarrollo de Sus planes.
Y el ángel de Jehová dijo a Manoá: Aunque le detengas, no comeré de tu pan; y si le ofreciereis holocausto, a Jehová ofrecerlo; porque no sabía Manoá que era el ángel de Jehová.
Jueces 13:16
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