En la narrativa de Manoah y su esposa, encontramos un tema común en la Biblia: la esterilidad, que a menudo precede a un nacimiento milagroso. Esta introducción establece el escenario para la intervención de Dios en sus vidas. Ser estéril en tiempos antiguos era una fuente de gran angustia y estigma social, pero también ofrecía una oportunidad para que Dios demostrara Su poder y propósito. La historia de Manoah y su esposa nos recuerda que Dios a menudo elige a personas inesperadas para cumplir Sus planes. Resalta la idea de que la intervención divina puede transformar situaciones desesperadas en promesas y potencial. Este pasaje invita a los lectores a reflexionar sobre las maneras en que Dios podría estar trabajando en sus propias vidas, incluso cuando enfrentan desafíos aparentemente insuperables. Fomenta la fe y la paciencia, confiando en que el tiempo y los métodos de Dios son perfectos, incluso cuando están más allá de la comprensión humana. A través de esta historia, los creyentes son recordados del relato bíblico más amplio donde Dios consistentemente trae vida y esperanza donde antes había desesperación.
Y había un hombre de Zora, de la tribu de los de Dan, el cual se llamaba Manoah; y su mujer era estéril, y no tenía hijos.
Jueces 13:2
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