En el relato de la resurrección, el descubrimiento de los lienzos de entierro dispuestos ordenadamente en la tumba vacía tiene un significado significativo. El sudario que había estado sobre la cabeza de Jesús fue encontrado separado de los otros lienzos, lo que sugiere una partida deliberada y ordenada. Este detalle contrarresta cualquier teoría de robo del cuerpo, ya que los ladrones de tumbas no habrían tomado el tiempo para doblar y colocar los lienzos con cuidado. En cambio, apunta a un evento milagroso: la resurrección de Jesús.
La colocación separada del sudario puede simbolizar también la distinción entre lo viejo y lo nuevo. La resurrección de Jesús marca una nueva era, un nuevo pacto y una nueva esperanza para la humanidad. Significa la victoria sobre la muerte y la promesa de vida eterna para los creyentes. El cuidadoso arreglo de los lienzos sirve como un testimonio silencioso del poder y propósito de la resurrección, invitando a los creyentes a reflexionar sobre el profundo misterio de la vida que vence a la muerte y el cumplimiento de la promesa de Jesús de resucitar.