En este profundo encuentro con María Magdalena, Jesús revela la naturaleza transformadora de su resurrección. Al pedirle a María que no lo retenga, Jesús indica que su relación con sus seguidores está evolucionando. Ya no está limitado por las restricciones terrenales y se está preparando para ascender al Padre. Esta ascensión es crucial, ya que marca el inicio de una nueva era en la que Jesús estará presente con sus seguidores de una manera diferente, a través del Espíritu Santo.
Las palabras de Jesús también enfatizan la relación íntima que los creyentes tienen con Dios. Al referirse a Dios como su Padre y el de ellos, subraya el vínculo familiar que los creyentes comparten con Él. Esta relación compartida es un pilar de la fe cristiana, destacando la accesibilidad y la naturaleza personal del amor de Dios.
Además, Jesús comisiona a María para que entregue este mensaje a los discípulos, afirmando su papel como testigo de su resurrección. Este acto de comisionar resalta la importancia de compartir las buenas nuevas y la responsabilidad de los creyentes de difundir el mensaje de esperanza y redención.