En la apertura del libro, se nos presenta a Joel, un profeta elegido por Dios para transmitir Su mensaje. Este versículo establece la autoridad de Joel como mensajero del Señor, enfatizando que las palabras que pronuncia no son propias, sino divinamente inspiradas. La mención del padre de Joel, Petuel, proporciona un contexto histórico y familiar, anclando la profecía en un entorno real.
El papel de los profetas en la Biblia es crucial, ya que actúan como conductos para la comunicación de Dios con Su pueblo. Sus mensajes a menudo incluyen llamados al arrepentimiento, advertencias de juicio inminente y promesas de esperanza y restauración futura. La profecía de Joel no es diferente, ya que aborda las preocupaciones inmediatas de su tiempo mientras también señala verdades más amplias y atemporales sobre la relación de Dios con la humanidad.
Este versículo invita a los lectores a considerar la importancia de estar atentos a la voz de Dios, ya sea a través de las escrituras, la oración u otros medios. Anima a los creyentes a permanecer abiertos a la guía divina y a buscar la comprensión de la voluntad de Dios en sus vidas. Al reconocer la autoridad de la palabra de Dios, podemos encontrar dirección y propósito en nuestro camino espiritual.