Al acercarse al final de su vida, José se dirige a sus hermanos con un mensaje de esperanza y consuelo. Reconoce su muerte inminente, pero enfatiza que los planes de Dios continuarán más allá de su vida. Las palabras de José están arraigadas en el pacto que Dios hizo con sus antepasados, Abraham, Isaac y Jacob, prometiéndoles una tierra propia. Esta promesa es fundamental para la identidad y la fe del pueblo israelita.
La afirmación de José de que "Dios ciertamente os visitará" refleja su profunda confianza en la fidelidad y el tiempo de Dios. Cree que Dios cumplirá sus promesas, incluso si toma tiempo. Esta declaración es un poderoso recordatorio de la naturaleza perdurable de las promesas de Dios y de la importancia de la fe, especialmente en tiempos de incertidumbre o transición. Para los creyentes de hoy, las palabras de José fomentan una dependencia de la fidelidad de Dios y una anticipación esperanzadora de que Sus planes se desarrollarán, incluso cuando las circunstancias inmediatas parezcan desafiantes. Es un llamado a confiar en el plan divino y a mantener la esperanza, sabiendo que las promesas de Dios son firmes y verdaderas.