En esta narrativa, los hermanos de José lo han arrojado a una cisterna y ahora se sientan a comer, aparentemente indiferentes a su destino. Su comida es interrumpida por la vista de una caravana de ismaelitas, comerciantes que viajan de Galaad a Egipto con camellos cargados de especias, bálsamo y mirra. Esta caravana representa un punto de inflexión en la vida de José, ya que sus hermanos pronto decidirán venderlo a estos comerciantes, iniciando una serie de eventos que llevarán a José a Egipto.
La presencia de los ismaelitas resalta la interconexión de diferentes pueblos y culturas en el mundo antiguo. También subraya el tema de la providencia divina, ya que Dios utiliza este encuentro aparentemente aleatorio para avanzar en Sus planes para José y, en última instancia, para el pueblo de Israel. Los bienes que lleva la caravana—especias, bálsamo y mirra—son mercancías valiosas, simbolizando el potencial de prosperidad y transformación incluso en circunstancias difíciles. Este pasaje nos invita a confiar en el tiempo de Dios y en Su capacidad para obrar a través de eventos cotidianos para cumplir Sus propósitos.