Eber, descendiente de Sem, es una figura fundamental en los registros genealógicos de la Biblia. A los 34 años, fue padre de Peleg, marcando la continuidad de la línea que eventualmente llevaría a Abraham, el patriarca de los israelitas. La importancia de Eber se subraya por el hecho de que su nombre está vinculado al término 'hebreo', sugiriendo un papel fundamental en la identidad del pueblo hebreo. El nacimiento de Peleg es especialmente notable porque coincide con un período descrito como 'cuando la tierra fue dividida'. Esta frase se interpreta a menudo como una referencia a la división de lenguas y pueblos en la Torre de Babel, un evento crucial en la historia humana según la Biblia.
Las genealogías en Génesis cumplen múltiples propósitos: establecen continuidad histórica, demuestran la continua intervención de Dios en la humanidad y preparan el escenario para el desarrollo de las promesas divinas. Al rastrear la línea de Sem a Abraham, esta genealogía subraya la fidelidad de Dios al mantener una línea a través de la cual se cumplirían Sus propósitos. También destaca la importancia de la familia y la herencia, temas que resuenan a lo largo de la narrativa bíblica. Este pasaje invita a reflexionar sobre la interconexión de las generaciones y el despliegue de los planes divinos a través de la historia humana.