La instalación del tabernáculo es un evento crucial en el viaje de los israelitas, marcando la culminación de una fase importante en su relación con Dios. Ocurre en el primer día del primer mes del segundo año, simbolizando un nuevo comienzo y un nuevo capítulo en su historia. Este momento resalta la importancia de los comienzos y la renovación en el camino espiritual. El tabernáculo en sí es un santuario móvil, un lugar donde se manifiesta la presencia de Dios entre su pueblo, proporcionándoles un punto focal para la adoración y la vida comunitaria.
La construcción y el levantamiento del tabernáculo siguen instrucciones detalladas dadas por Dios, reflejando su deseo de orden, belleza y santidad en la adoración. Sirve como un recordatorio constante del pacto de Dios con los israelitas, su fidelidad y su guía a lo largo de su travesía. Este evento también significa la transición de una existencia nómada a una vida comunitaria más estructurada centrada en la adoración divina. A medida que los israelitas continúan su viaje, el tabernáculo representa la promesa de Dios de habitar entre ellos, ofreciendo esperanza, dirección y un sentido de pertenencia.