El atrio del Tabernáculo era una parte esencial de la adoración de los israelitas mientras viajaban por el desierto. Con una medida de cien codos en el lado sur, estaba rodeado por cortinas de lino torcido de alta calidad. Esta elección de material subraya la importancia de la pureza y la santidad al acercarse a Dios. El Tabernáculo en sí era un santuario portátil, y el atrio proporcionaba un espacio donde los israelitas podían reunirse para adorar y ofrecer sacrificios.
Las instrucciones detalladas para su construcción reflejan el orden y la precisión que Dios valora en la adoración. El atrio era un lugar donde el pueblo podía reunirse, ofreciendo sacrificios y buscando la presencia de Dios. Servía como un recordatorio de que, aunque Dios es trascendente y santo, también es accesible para su pueblo. El aspecto comunitario del atrio resalta la importancia de la comunión y la unidad en la adoración. Al seguir las instrucciones específicas de Dios, los israelitas demostraron su obediencia y reverencia, creando un espacio sagrado que honraba la presencia de Dios entre ellos.