Bezalel, un talentoso artesano de la tribu de Judá, recibió la importante tarea de construir el tabernáculo y sus objetos sagrados. Esta responsabilidad no solo fue un testimonio de sus habilidades, sino también de su fidelidad al ejecutar las instrucciones divinas que Moisés recibió. El versículo destaca la importancia de la obediencia y la dedicación en el cumplimiento de los mandatos de Dios. El trabajo de Bezalel fue un esfuerzo colaborativo, apoyado por otros que contribuyeron con sus habilidades y recursos, reflejando el aspecto comunitario de la adoración y el servicio. Este pasaje nos recuerda que Dios llama y equipa a las personas con talentos específicos para cumplir Sus propósitos, animándonos a utilizar nuestros dones para Su gloria. También ilustra la importancia de la comunidad en la consecución de los planes de Dios, ya que la contribución de cada persona es vital para el conjunto. La historia de Bezalel es un poderoso ejemplo de cómo Dios trabaja a través de las personas para lograr Su voluntad divina, enfatizando el valor de la fidelidad y la cooperación en nuestros caminos espirituales.
22 Y fue el trabajo de Bezalel, hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá; y Aholiab, hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan, artífice y diseñador, y bordador en púrpura, en azul, en carmesí y en lino torcido.
Éxodo 38:22
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