El altar de incienso era una parte esencial del tabernáculo, sirviendo como un lugar donde se quemaba incienso, simbolizando las oraciones e intercesiones de los israelitas que ascendían hacia Dios. Hecho de madera de acacia, conocida por su resistencia y durabilidad, el altar fue construido para perdurar, significando la naturaleza constante de la adoración y la oración. Su forma cuadrada, con cada lado midiendo un codo y una altura de dos codos, refleja el orden y la precisión que caracterizaban el diseño del tabernáculo. Los cuernos, parte integral del altar, simbolizan fuerza y poder, a menudo asociados con la presencia y protección de Dios.
Este altar estaba estratégicamente ubicado frente al velo que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo, indicando la cercanía de la oración a la presencia divina. Las instrucciones detalladas para su construcción subrayan la importancia de acercarse a Dios con reverencia y cuidado. El altar de incienso recuerda a los creyentes la belleza y el significado de la oración en sus vidas espirituales, animándolos a mantener una comunicación constante y sincera con Dios.