En el diseño del tabernáculo, Dios dio a Moisés instrucciones precisas sobre la colocación del altar del incienso, lo que significa su papel crucial en la adoración. Situado delante del velo que oculta el Arca del Pacto, el altar se convierte en un punto focal para las prácticas espirituales de los israelitas. El Arca, que contiene las tablas de la ley del pacto, representa la alianza de Dios con Su pueblo, y la proximidad del altar resalta la importancia de la oración y la adoración en el mantenimiento de esta relación.
El incienso que se quema en el altar simboliza las oraciones del pueblo, que ascienden a Dios, creando una ofrenda fragante que le agrada. Esta imagen refuerza la idea de que la oración es un canal de comunicación vital con Dios, fomentando una conexión que trasciende las barreras físicas. La colocación del altar también significa la disposición de Dios para encontrarse con Su pueblo, ofreciéndoles guía y presencia. Esta disposición dentro del tabernáculo sirve como un recordatorio de la santidad requerida al acercarse a Dios y la certeza de que Él es accesible para aquellos que lo buscan con sinceridad y devoción.