Dios ordena la creación de una placa de oro con la inscripción "Santidad a Jehová", destinada a la vestimenta del sumo sacerdote. Esta placa, que se lleva en la frente, sirve como un poderoso símbolo de la dedicación total del sacerdote a Dios. El sumo sacerdote actúa como intermediario entre Dios y el pueblo, y esta inscripción enfatiza la necesidad de pureza y santidad en este papel sagrado. Al llevar esta inscripción, el sacerdote recuerda constantemente su misión divina y la santidad de sus deberes.
Este mandamiento subraya el tema bíblico más amplio de la santidad, que es central en la relación entre Dios y Su pueblo. Llama a una vida apartada, dedicada a los propósitos de Dios. El papel del sumo sacerdote es un precursor de la comprensión cristiana de Jesús como el sumo sacerdote definitivo, quien encarna perfectamente la santidad y media entre Dios y la humanidad. Para los creyentes de hoy, sirve como un recordatorio del llamado a vivir vidas que reflejen la santidad de Dios, esforzándose por estar "apartados" en sus acciones e intenciones.