En el Imperio Persa, Esther, una mujer judía, se encontraba en una posición de influencia al ser seleccionada para formar parte del harén del rey. Su primo Mardoqueo, quien la había criado, le aconsejó que no revelara su herencia judía. Este consejo probablemente se dio para proteger a Esther de posibles prejuicios o daños en una sociedad donde los judíos eran una minoría y podían enfrentar discriminación. La sabiduría de Mardoqueo al instruir a Esther para que ocultara su identidad muestra su comprensión de las dinámicas políticas y sociales de la época. La obediencia de Esther al consejo de Mardoqueo refleja su confianza en su juicio y su respeto por su autoridad.
Esta decisión de mantener su identidad oculta es fundamental, ya que le permite a Esther navegar por las complejidades de la corte real sin prejuicios inmediatos. También prepara el escenario para sus acciones posteriores, donde su identidad se vuelve crucial para salvar a su pueblo. La narrativa subraya temas de sabiduría, discreción y el momento estratégico para revelar el verdadero yo. La historia de Esther anima a los lectores a considerar la importancia del discernimiento y el papel del tiempo divino en sus propias vidas.