En el Imperio Persa, el harén real era un lugar donde se mantenían a las jóvenes elegidas para pasar una noche con el rey. Este versículo describe el procedimiento para estas mujeres: después de su velada con el rey Jerjes, eran trasladadas a otra sección del harén bajo el cuidado de Saasgaz, el eunuco encargado de las concubinas. Las mujeres no volverían a ver al rey a menos que él las llamara por su nombre, lo que indicaba su favor. Este sistema subraya el poder absoluto del rey y la falta de autonomía de las mujeres involucradas.
El contexto de este versículo es crucial para entender la historia de Ester, una mujer judía que se convierte en reina y utiliza su posición para salvar a su pueblo. A pesar de las limitaciones de la época, la historia de Ester es una de valentía y providencia divina. Sirve como un recordatorio de cómo la fe y el coraje pueden llevar a resultados transformadores, incluso en situaciones donde los individuos parecen impotentes. El versículo también resalta las normas culturales de la era, proporcionando una visión del contexto histórico del Libro de Ester.