Si el hombre tuviera cien hijos, y viviera muchos años, y los días de sus años fuesen muchos, y no se saciara del bien, y además no tuviera sepultura, yo digo que mejor es el abortivo que él.

Eclesiastés 6:3

Faithy explica

En este versículo, el autor de Eclesiastés presenta una reflexión profunda sobre la naturaleza de la vida y la búsqueda de la felicidad. La imagen de un hombre con cien hijos y una larga vida simboliza abundancia y prosperidad. Sin embargo, el versículo desafía la suposición de que estos son inherentemente valiosos. Sin la capacidad de disfrutar de su prosperidad o incluso recibir un entierro adecuado, la vida del hombre se retrata como finalmente insatisfecha. La dura comparación con un niño abortado subraya la profundidad de esta insatisfacción. Un niño abortado, que nunca experimenta la vida, se considera mejor porque se le ahorra el dolor de una existencia sin alegría. Este pasaje invita a los lectores a considerar qué constituye verdaderamente una vida significativa. Sugiere que la verdadera plenitud no proviene de logros externos o posesiones, sino de la capacidad de encontrar alegría y propósito en las propias circunstancias. El versículo sirve como un recordatorio para buscar fuentes de felicidad más profundas y duraderas, más allá de la riqueza material o el estatus social, fomentando un enfoque en el bienestar espiritual y emocional.