Moisés está recordando la asignación de tierras a las tribus de Rubén y Gad. Estas tribus recibieron territorio al este del río Jordán, específicamente al norte de Aroer, cerca del desfiladero de Arnón, que incluía la mitad de la región montañosa de Galaad y sus ciudades. Esta área era conocida por su fertilidad y su idoneidad para el ganado, lo cual era crucial para estas tribus. La asignación de esta tierra formaba parte de la división más amplia entre los israelitas mientras se preparaban para entrar en la Tierra Prometida.
Este versículo subraya la importancia de la provisión de Dios y el cumplimiento de Sus promesas. Refleja la planificación y organización cuidadosa necesarias para establecer una comunidad en una nueva tierra. La división de la tierra también ilustra la importancia de la responsabilidad compartida y la cooperación entre las tribus. A medida que los israelitas se preparaban para asentarse en la Tierra Prometida, se les recordaba su viaje colectivo y la necesidad de trabajar juntos para cumplir el plan de Dios. Este pasaje anima a los creyentes a confiar en la provisión de Dios y a valorar la comunidad y la cooperación en sus propios caminos de fe.