Moisés se dirige a Dios, expresando asombro y reverencia por los actos poderosos y maravillas que Él ha realizado. Reconoce que Dios ha comenzado a revelar su grandeza y poder, enfatizando la singularidad de sus obras. Al preguntar retóricamente qué otro dios en el cielo o en la tierra puede realizar tales obras poderosas, subraya la creencia en el poder y soberanía inigualables de Dios.
Este versículo nos recuerda la autoridad suprema de Dios y las maneras milagrosas en que interviene en el mundo. Invita a los creyentes a reflexionar sobre la grandeza de Dios y su capacidad para hacer lo que ningún otro puede. La declaración de Moisés es un llamado a confiar en el poder de Dios y a reconocer su mano en nuestras vidas. Nos invita a adorar y alabar a Dios por sus obras únicas y poderosas, reforzando la fe en que Él es capaz de hacer lo imposible.