En este versículo, las preguntas retóricas subrayan la singularidad y la incomparable naturaleza de Dios. Al preguntar quién es Dios además de Jehová, se afirma la creencia monoteísta central de la fe, enfatizando que no existe otro ser divino como Él. La referencia a Dios como la 'Roca' es una poderosa metáfora que sugiere fuerza, permanencia y fiabilidad. Las rocas son inamovibles y duraderas, simbolizando la naturaleza eterna de Dios y Su papel como protector y fundamento para los creyentes.
Esta imagen invita a los creyentes a confiar en Dios, quien es inmutable y firme en medio de las incertidumbres de la vida. Asegura que, a diferencia de otras entidades que pueden fallar o cambiar, la presencia y el apoyo de Dios permanecen constantes. El versículo anima a reflexionar sobre las cualidades divinas de Dios y la paz y seguridad que provienen de depender de Él. Sirve como un recordatorio del consuelo y la estabilidad que la fe en Dios proporciona, instando a los creyentes a buscar refugio en Su presencia inquebrantable.