En su carta a los colosenses, Pablo aborda las preocupaciones sobre la influencia de enseñanzas falsas que imponían reglas religiosas estrictas a los creyentes. Enfatiza que los cristianos no deben ser juzgados por leyes dietéticas o por observancias religiosas, como festivales, celebraciones de luna nueva o el sábado. Estas prácticas eran parte del antiguo pacto y eran sombras de lo que estaba por venir en Cristo. Con la muerte y resurrección de Jesús, los creyentes son liberados de los requisitos legalistas de la ley.
El mensaje de Pablo es un recordatorio de que la fe en Cristo trasciende las prácticas rituales. El enfoque debe estar en la realidad espiritual a la que estas prácticas apuntaban, que se encuentra en Jesús. Esta enseñanza anima a los cristianos a abrazar la libertad que tienen en Cristo, viviendo su fe de manera auténtica sin ser agobiados por juicios externos. Destaca el poder transformador de la gracia y la nueva identidad que los creyentes tienen en Cristo, que no depende de la adherencia a antiguas costumbres religiosas.