Pablo, conocido anteriormente como Saulo, comparte su testimonio sobre cómo se encontró con Jesús en el camino a Damasco. Este momento es crucial en su vida, marcando la transición de perseguidor de cristianos a apóstol devoto de Cristo. Cuando Pablo pregunta: "¿Qué haré, Señor?", significa su disposición a someterse a la voluntad de Dios, un paso fundamental en su conversión. Jesús le instruye que vaya a Damasco, donde recibirá más instrucciones. Este encuentro enfatiza el tema de la intervención y guía divina. Muestra que Dios a menudo nos llama a dar un paso de fe, incluso cuando no tenemos todas las respuestas. Al seguir la dirección de Dios, Pablo inicia un viaje que no solo transforma su vida, sino que también impacta a innumerables personas a través de su ministerio. Este pasaje anima a los creyentes a buscar la guía de Dios en sus propias vidas, confiando en que Él tiene un plan y propósito para cada uno de nosotros, incluso si eso requiere adentrarse en lo desconocido.
La disposición de Pablo a escuchar y seguir la voz de Dios es un ejemplo poderoso para todos nosotros, recordándonos que la fe a menudo implica acción y confianza en lo que no podemos ver.